El Agujero Negro 3



                                           AGUJERO NEGRO 3
Mytica:
— ¡Vamos, corred, que nos pillan!
— ¡Escondeos, rápido!
Un disparo se oyó en Mytica. Luego otro.
— ¡Corre, William, eres nuestra última oportunidad!
William empezó a correr como un loco. Pero entonces, sonó otro disparo.
— ¡Mierda, me han dado!
— ¡Sí, hemos ganado oé oéoé!
La plaza entera empezó a aplaudir. Todos habían visto la partida de paintball de los Lectores Myticos. Había sido alucinante. Cada tarde después del tiempo libre y las clases, Los Lectores Myticos jugaban al paintball para afinar su puntería.
Poco a poco, la gente volvió a sus quehaceres.
— Buena partida—dijo Inés—aunque la próxima la ganaremos nosotros…
— Ya, claro—dijo Cedric—solo si tienes suerte y te toca en mi equipo.
— ¡¿Perdooonaaa?!—empezó a decir Ana—El mejor equipo es el mío.
— A ver si le digo a Iván que no te dé el próximo disco de los Five Directions…
— ¡Que los Five Directions NO existen!—gritaron a la vez Paula y Ana.
— Vale, vale…Ya me callo…
Y tras una carcajada general, cada uno se fue a su habitación.
Fortaleza de Merlín:
— Señor, el ejército Mytico no se desplaza.
— Mmmm…¿a qué esperarán?...—respondió dubitativo Merlín—Bueno, si no empiezan ellos, tendré que empezar yo. ¡Kardrock!
— ¿Si, señor?
— Quiero que ataques Aquilea.
— Pero…señor, es la ciudad de los elfos, es infranqueable.
— Ni peros ni nada. La única forma de hacer que ellos se muevan de Mytica es quitarles su mayor contacto y fuente de información que tienen: Aquilea. Si es preciso, iré yo y ya verás como en dos minutos los derrotamos. Pero quiero que Aquilea caiga, ¿entendido?
— ¡¡Señor, sí señor!!

Mytica:
— ¡Hola a todos!—dijo Adela—¿Qué tal habéis pasado el día? Espero que bien. Bueno, sentaos, tengo una cosa muy importante que deciros.
Cuando todos se sentaron, Adela empezó a explicar.
— En la fortaleza de Merlín cuento con varios espías. Bueno, pues ha llegado a mis oídos que Merlín sabe que no puede hacernos salir de aquí él solo, así que lo que va a hacer será atacar Aquilea, para que salgamos nosotros mismos.
Todos dejaron de comer y tragaron saliva.
— ¿Qué?
— Pero si Aquilea es imposible de vencer.
— Imposible de vencer solo con guerreros—intervino Estrella—pero en cambio, si hay un mago que puede dar la suficiente fuerza a sus guerreros para que sean inmortales, podría con Aquilea en cuestión de minutos.
— Genial. ¿Y ahora qué hacemos?
— Bueno, ya tengo un plan. Pero para eso necesito el doble de guerreros y un mago. El mago lo tenemos, pero los guerreros…
— ¿Mago?
— Ah sí, perdona. Chicos, os presento a Satán, nuestro mago.
— Venga ya, pero si al lado de Merlín parece un niño de 3 años.
— Para tu información, tengo 11 más—dijo Satán
— Y encima matemático….
— ¿Tienes algún problema con las matemáticas?—le defendió Ana. 
— ¿A ti también te gustan las matemáticas?
— Sí.
— Pues entonces nos vamos a llevar muy bien—dijo Satán sonriendo. 
— Uy uy….¡aquí hay rollito!
— ¡¿Queréis callar y comer?!—intervino Adela—. Dejad ya las tonterías y a comer, que se nos hace tarde. Mañana hablaremos del plan y tenéis que estar todos muy atentos.
A la mañana siguiente, todos se reunieron.
—Bien, el plan es el siguiente—empezó a decir Adela—, sabemos que Merlín va a atacar Aquilea. Y os voy a decir una cosa: si no nos quitamos de encima a Merlín ya, nos va a dar muchos problemas. Así que… Propongo una cosa. Mandaremos a todos los guerreros posibles a conquistar la fortaleza de Merlín, y habrá 100 guerreros de cada especialidad que irán con nosotros. Tenéis que reclutar al menos 200 guerreros cada pareja. Mientras unos conquistan la fortaleza, los 600 guerreros que deberíamos tener os acompañarán a vosotros, los Lectores Myticos, a Aquilea, donde os subiréis a diferentes árboles e iréis avisando de lo que pasa. Cuando las tropas de Merlín entren en la ciudad (todos los guerreros) cerrarán las puertas y los 600 guerreros los aniquilarán.
—Ya, claro. ¿Y Merlín? Seguro que utiliza algún conjuro para dar fuerza a sus guerreros.
—Eso también lo he pensado yo—respondió Estrella—y es entonces cuando se me ha ocurrido poner en escena a Satán. Él tendrá que inutilizar ese poder como pueda.
—¿Satán? Pero que tiene 15 años, no tantos como Merlín. ¡Jamás podrá inutilizar un poder tan…poderoso!
—Yo lo puedo hacer perfectamente—rebatió Satán—. Puede que me cueste, pero lo lograré.
Todos le miraron, y terminaron por ceder.
—Ok—intervino Adela—, todos estaréis conectados por walkie-talkies (que os irá tocando por números, por ejemplo: Paula será el número 3), e iréis contando qué veis. Ahora, ¡a reclutar!
Y todos se pusieron en marcha para reclutar sus propias tropas.
William y María reclutaron a cualquiera interesado en las fuerzas de espada a pie, Daniela y Almudena con las fuerzas de espada a caballo, Iván e Inés con las de arco a pie, Ana y Paula volvieron a sacar el muñeco de Auryn para que los guerreros practicaran clavándoles flechas, Delia y la otra Ana cabalgaron con los reclutas mientras tiraban flechas a dianas, y las dos Blancas y Marta volvieron a disfrutar con los guerreros más cachas de toda Mytica, mientras practicaban con las catapultas.
Satán mientras tanto ponía a prueba sus poderes como mago, y lo hacía frente a una fuente de magia muy fuerte. Pero pudo con ella.
Durante todo ese mes Mytica estuvo muy ocupada. Pero llegó el día antes del ataque, y todos estaban muy inseguros.
—No sé, Cedric, lo veo muy complicado—dijo Delia cuando se iban a dormir. Cedric la miró.
—¿En serio? Con todo lo que llevamos hecho, todo lo que hemos logrado. Venga anda, tienes que estar de broma. Mañana va a salir todo muy bien. Nos vamos a cargar a Merlín y a toda su panda de idiotas—dijo riéndose. Delia también se rió.
—No, en serio—empezó a decir Cedric—llevas la suerte contigo, vayas adonde vayas. A mí me has dado parte de esa suerte.
—¿A ti? ¿Cómo? Si dejé que te raptaran, enfrente de mis narices, sin nada que hacer…
—Conocerte fue la suerte. Conocerte a ti y tu dulzura, a tu valentía. Dejaste que me raptaran, pero luego renunciaste a volver con tus amigos para buscarme. Tuve suerte al conocerte porque gracias a ti estoy aquí, tumbado junto a ti, viendo las estrellas del cielo, a salvo de la tortura de Merlín.
Delia lo miró con una sonrisa y no pudo evitarlo. Puso las manos en su cuello y le besó. Fue un beso apasionado, lleno de sentimientos. Un beso al que Cedric respondió también. La agarró de la cintura y, suavemente, fue quitándole la camiseta. Delia cedió y empezó a besarle con más deseo. Cedric comenzó a besarla en el cuello, y luego otra vez en la boca. Y así, juntos, compartiendo ese momento íntimo, diciéndose millones de sentimientos en cada beso, en cada mirada. Así, terminaron durmiéndose uno apoyado en otro, bien juntos, preparados para afrontar todo.
Fortaleza de Merlín
10.000 guerreros, 5.000 caballos, 30 catapultas, y el mejor mago de todos los tiempos se preparaban para conquistar Aquilea.
—¡QUIERO AQUILEA DESTROZADA!–gritó Merlín– ¡AL ATAQUE!
Y dicho eso, todos abandonaron la gran fortaleza para adentrarse en el bosque, ya propiedad de los elfos.
Mytica
– ¿Cómo vais? ¿Os habéis repartido bien?–preguntó Estrella por walkie-talkie a Iván.
–Bien. Inés está en el árbol más lejano para ver cuántos son antes de que lleguen. Luego estamos William, María las dos Blancas, Daniela, Almudena, y yo con las dos Anas, Delia y…ejem…Perdona, número 3, ¿cómo te llamabas?
Todos se partieron de risa.
–¿Perdona? ¿No te acuerdas de mi nombre?
–No, lo siento-dijo Iván riéndose.
–Paula–contestaron todos partiéndose de risa.
–Cómo empezamos, Iván…–comentó Estrella muerta de la risa–anda, concentraos en el enemigo.
Justo en ese momento, Inés comenzó a ver algo.
–Eh, chicos…Tenemos compañía–dijo mientras veía por un catalejo.– Y mucha…
Según se fueron acercando, Inés pudo comprobar que iba a ser imposible ganarles. De repente, un guerrero chocó levemente con el árbol y ella soltó un grito, ya que había estado a punto de caerse. El grito llamó la atención a los guerreros, que balancearon el árbol, hicieron que cayera y la capturaron.
–Mierda–dijo Almudena por el walkie-talkie–chicos, han capturado a Inés.
–Mierda–coincidieron todos.
–Estrella–dijo Iván–necesitamos refuerzos. Atacar la fortaleza de Merlín vamos a tener que dejarlo para otro momento…
–Vale–respondió Estrella, preocupada–pero las tropas necesitan tiempo. Tenéis que hacer algo.
Así que, cuando los guerreros del ejército de Merlín desaparecieron de su vista, bajaron con cuidado de los árboles y cogieron un pasadizo que les llevó a la fortaleza. Allí unos 3.000 guerreros esperaban la llegada de Merlín, sin saber que eran insuficientes para ganar la guerra.
Ejército de Merlín
Poco a poco, los guerreros fueron llegando a Aquilea. Pero, cuando descubrieron que les tiraban flechas y lanzas desde dentro de la ciudad, comprendieron que algo iba mal.
–Señor… No sé cómo, pero sabían que íbamos a venir.
–Eso es que hay alguien en el castillo que es un espía. Pero da igual–sonrió Merlín–terminemos con ellos de una maldita vez.
Y, utilizando la técnica romana denominada “tortuga”, protegiéndose unos a otros con los escudos, fueron llegando a la puerta, y la derribaron. Y, con un grito de guerra, la lucha empezó.
Aquilea
Los Lectores Myticos luchaban. Un orco se encargaba de Iván, Delia de un arquero, y los demás estaban en las mismas condiciones.
– ¿Y Almudena?–preguntó Ana (la que le gustaban las matemáticas). Pero no hizo falta respuesta de nadie. Almudena corría detrás de los que tenían apresados a Inés. Ana le clavó la espada al guerrero, y se fue tras ella. Se metieron por un pasadizo que llevaba al interior de Aquilea. Entonces, se detuvieron. Almudena desenvainó su espada, y luchó. Pero, por más que lo intentó, no podía con el orco. Ana salió en su ayuda, pero el orco le dio un puñetazo en el cuello a Almudena, y la dejó inconsciente.
–¡NO!–gritó Ana, y el orco aprovechó ese momento para desenvainar de nuevo la espada y amenazar con ella a Ana. Pero en ese momento, Satán apareció y, con su magia, logró matar al orco.
–Huye–dijo Satán–vienen más orcos. Yo me encargaré de que no entren en la ciudadela. Ahí fuera están aguantando más de lo que creíamos. ¡Corre!
Ana corrió y se escondió, pero no quería dejar solo a Satán, por si necesitaba ayuda. En ese momento, una horda de orcos entró por la puerta. Eran demasiados, si Satán hacía cualquier conjuro moriría. Había gastado demasiado poder. Pero Satán lo hizo. Se concentró, y con un grito de dolor, masacró a los orcos. Tan fuerte había deseado terminar con ellos, que todos los orcos de fuera también murieron. Satán se desplomó en el suelo, y Ana corrió a por él.
–¡Satán, no! Venga, te llevaré fuera, a la enfermería, o te curaré yo misma…
–No, Ana, no–susurró Satán–yo…antes de morir, quiero contarte un par de cosas. La primera es que…desde que te vi, me enamoré. Una matemática, lista, guapa… Sé que tú no sientes lo mismo, tranquila. Y la segunda… Mi magia se puede transmitir. Mi poder…te lo puedo dar… si me das la mano, o un beso… Pero moriría en cuanto te lo diera. Necesitan un mago. Y sé que vas a ser la mejor maga del mundo…
–Satán…–susurró Ana, y, mirándole, decidió hacer realidad el último sueño de Satán. Posó sus dedicados labios en los de Satán. Satán se sorprendió, pero lo disfrutó. Sus labios sabían a bosque… No podía distraerse. Rápidamente, empezó a pasarle su magia a Ana. Al principio, Ana no sintió nada, pero de repente se sintió poderosa. El poder de Satán estaba ya dentro de ella. Despegó sus labios de él. Inés la ayudó a subir al carro de los orcos los cuerpos de la inconsciente Almudena y del recién fallecido Satán. Y, juntas, salieron al exterior.
La escena que vieron fue espeluznante. Había un montón de cuerpos inertes en el suelo, tanto de orcos como de humanos. Pero Los Lectores Myticos estaban vivos. Iván, la otra Ana, Paula, Delia, Marina, Blanca…
–Chicos, ¿y Daniela, Blanca, María y William?
Todos se miraron con tristeza.
–No…–Iván tragó saliva–no están. Han muerto protegiendo a tres soldados nuevos que nos envió Estrella. Pero, según ella, volverán vivos a la biblioteca. Lo que pasa es que no podrán volver…
–¿Has dicho soldados nuevos?
–Sí, Clara, Guillermo y Violeta. Hicieron las pruebas para formar parte de Los Lectores Myticos y lo han conseguido. Serán ascendidos esta misma tarde.
Dicho eso, volvieron a Mytica, donde enterraron a los soldados caídos y llevaron a la enfermería a Almudena. Allí determinaron que estaba en coma. Por la noche Clara, Guillermo y Violeta fueron ascendidos a Lectores Myticos y se unieron a Iván, Inés, Paula, Marina, Blanca, las dos Anas y Delia. Antes de irse a dormir, Estrella dedicó unas palabras de ánimo a los Lectores:
–Hoy hemos ganado y perdido a la vez. Hemos conseguido la retirada de Merlín, que no creo que vuelva a atacar en un largo tiempo. Y a la vez hemos perdido a Satán, William, Daniela, María y una de las Blancas. Pero, ¿sabéis qué os digo? Tenemos nuevos compañeros. Seguimos siendo fuertes. Una caída como esta no nos parará. Nos recuperaremos, como siempre hemos hecho–Estrella hizo una pausa y los Lectores empezaron a aplaudir–¿Quería que saliéramos de nuestro escondite? Pues eso vamos a hacer. En menos de dos meses Merlín sabrá quiénes somos de verdad. ¡¿Y sabéis por qué?!
–¡¡Porque somos los Lectores Myticos, y nadie nos toca sin recibir consecuencias!!–y así, entre gritos de guerra y palabras de ánimo, se fueron a dormir, preparados para la siguiente batalla.

CONTINUARÁ

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